Analizando mi entorno, familia, amigos, trabajo, universidad, calle, etc. No me queda más que concluir que SOY FELIZ y la receta que he seguido estos 25 años es tan simple, que si la gran mayoría la intentara, estoy segura de que se solucionarían grandes problemas en sus vidas. Solo basta con creer en Dios y aceptar a Jesús para entender y experimentar que no hay nada imposible en esta vida, simplemente lo que no puedes obtener es porque no te toca o no forma parte de tu destino.
Para muchas personas esto puede parecer una simple ridiculez, una creencia come flor para evadir los problemas reales, para los seguidores de la ciencia, es la mejor excusa para subir el autoestima. Pero yo solo digo, ¿es que acaso no soy testimonio de su existencia? ¿Será que lo material me da la felicidad? O será que tengo suerte de no tener problemas? Particularmente me siento un ser humano al igual que cualquier otro, tengo que trabajar para salir adelante y seguir viviendo en un mundo corrompido.
No es que no me aflija, es que estoy convencida de que Dios puede levantarme y el destino que el tiene escrito para mi es prometedor.
No es que esté llena de dinero, es que creo fielmente que Dios es el que provee los bienes en mi vida y no desampara.
No me hacen falta “parapetos” para ser feliz por un instante o creer que lo soy. Muchas veces pasamos por la vida aceptando lo que se nos atraviese para disfrutar el momento, estar a la moda, no pasar pena con tus compañeros o simplemente por placer. Hacemos lo posible por hacer felices a otros a costa de nuestra propia felicidad, sintiendo luego un vacío, dolor, menosprecio personal y toda esa clase de cosas que deprimen y degradan a una persona.
No me hacen falta psicólogos para que me ayuden a subir el autoestima, a creer en mí y salir de mis penas, sé que para Dios soy la posesión más valiosa y he sido creada para ser una vencedora. Solo él conoce mis necesidades y solo él puede ayudarme REALMENTE. Por eso no puedo permitirme sufrir, andar con la cara larga y mucho menos andar dando lastima al mundo. Las veces que me ha pasado, caigo en cuenta y pido perdón por mis actitudes egoístas.
Hace unos años alguien intentó darnos en el colegio herramientas para ser “rocas y antorchas para la vida” algo sumamente importante para sobrevivir dignamente en este mundo. Lo que no sabía yo, era que desde que tengo uso de razón he sido roca incorruptible y he tratado de ser antorcha para el que me rodea. Es por eso que aún sigo firme en mis principios, ideales e ideas sin dejarme llevar por lo que esté de moda en el siglo 21. ¿Cuántas personas pueden hoy decir esto?
No pretendo que las personas sean como yo, eso sería algo difícil, solo intento que conozcan mi método, lo intenten y luego me digan si valió la pena. Cada quien a su manera puede darle el toque personal, lo importante es obtener los mejores resultados.
Para muchas personas esto puede parecer una simple ridiculez, una creencia come flor para evadir los problemas reales, para los seguidores de la ciencia, es la mejor excusa para subir el autoestima. Pero yo solo digo, ¿es que acaso no soy testimonio de su existencia? ¿Será que lo material me da la felicidad? O será que tengo suerte de no tener problemas? Particularmente me siento un ser humano al igual que cualquier otro, tengo que trabajar para salir adelante y seguir viviendo en un mundo corrompido.
No es que no me aflija, es que estoy convencida de que Dios puede levantarme y el destino que el tiene escrito para mi es prometedor.
No es que esté llena de dinero, es que creo fielmente que Dios es el que provee los bienes en mi vida y no desampara.
No me hacen falta “parapetos” para ser feliz por un instante o creer que lo soy. Muchas veces pasamos por la vida aceptando lo que se nos atraviese para disfrutar el momento, estar a la moda, no pasar pena con tus compañeros o simplemente por placer. Hacemos lo posible por hacer felices a otros a costa de nuestra propia felicidad, sintiendo luego un vacío, dolor, menosprecio personal y toda esa clase de cosas que deprimen y degradan a una persona.
No me hacen falta psicólogos para que me ayuden a subir el autoestima, a creer en mí y salir de mis penas, sé que para Dios soy la posesión más valiosa y he sido creada para ser una vencedora. Solo él conoce mis necesidades y solo él puede ayudarme REALMENTE. Por eso no puedo permitirme sufrir, andar con la cara larga y mucho menos andar dando lastima al mundo. Las veces que me ha pasado, caigo en cuenta y pido perdón por mis actitudes egoístas.
Hace unos años alguien intentó darnos en el colegio herramientas para ser “rocas y antorchas para la vida” algo sumamente importante para sobrevivir dignamente en este mundo. Lo que no sabía yo, era que desde que tengo uso de razón he sido roca incorruptible y he tratado de ser antorcha para el que me rodea. Es por eso que aún sigo firme en mis principios, ideales e ideas sin dejarme llevar por lo que esté de moda en el siglo 21. ¿Cuántas personas pueden hoy decir esto?
No pretendo que las personas sean como yo, eso sería algo difícil, solo intento que conozcan mi método, lo intenten y luego me digan si valió la pena. Cada quien a su manera puede darle el toque personal, lo importante es obtener los mejores resultados.
Comentarios