Introspección: reflexiones a la hora del tráfico

Jaime Sabines Yo no lo sé de cierto, pero supongo que una mujer y un hombre un día se quieren, se van quedando solos poco a poco, algo en su corazón les dice que están solos, solos sobre la tierra se penetran, se van matando el uno al otro. Todo se hace en silencio. Como se hace la luz dentro del ojo. El amor une cuerpos. En silencio se van llenando el uno al otro. Cualquier día despiertan, sobre brazos; piensan entonces que lo saben todo. Se ven desnudos y lo saben todo. (Yo no lo sé de cierto. Lo supongo.) A los 15 años no entendí más que el significado literal de cada una de las palabras que conforman este bello poema, pienso que quizás fue mejor así. Hoy me doy cuenta que ha sido la manera mas bella y sutil de proponer hacer el amor por primera vez entre la picardía y la inocencia.

No se que es mas patético. Si los arreglitos baratones del día de los enamorados con un globito y papel celofán rojo y cinta de regalo cayendo en forma de serpentina o la gente que lo recibe de lo más feliz y pasa todo el día pensando en su amorcito que se le ocurrió tan lindo detalle. Me encantan en sobremanera los detalles, por pequeños que sean. Pero coño, que no se les ocurra regalarme una cosa de esas tan solo por salir del paso porque aparte de cursi son horrorosas. Lo mas importante del detalle es que lo vea y lo sienta la persona agasajada no su alrededor. En este día está todo el mundo en la calle, metro, camionetita o cualquier lugar caminando con una rosita, un peluchito o cualquier otra cursilería que se encontraron el día de hoy y el resto de año… NADA!